jueves, noviembre 19

5 de abril de 2006

Dejar de culpar a la cafeína
a la gene que está
a la gente que se marcha.

Dejar de culpar al tiempo
a los que no existen
a los que siempre se van.

Dejar de culpar a la emoción
a esa melodía que no puedes dejar de cantar
al chicle de la suela de tu zapato.

Dejar de culpar al ocio por no hacer nada
y al intelecto por machacar neuronas.

Construir, madurar y en el intervalo
dejarse llevar.

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