Me gustaría ir a la catedral de Winchester, en Londres y platicar con la Srita. Jane Austen. Sería interesantísimo escucharla platicar sobre la vida en sus tiempos, sobre las relaciones entre hombres y mujeres, sobre las expectativas de vida de las personas.
Me gustaría platicarle como son las cosas en estos tiempos. Me gustaría contarle de mis relaciones personales y que me ayudara a escribir una novela al respecto.
Le preguntaría que opina, si cree que la cosa ha cambiado mucho en tres siglos. O si los hombres siguen siendo hombres y el tiempo no los va a ablandar. Y si las mujeres seguimos siendo mujeres pero el tiempo solo nos hace más orgullosas...
Le preguntaría sobre la soledad y sobre la ironía con que vestía sus novelas.
Que bonito debe ser para ella mirar hacia abajo ( o bueno depende de donde se encuentre o lo que piense cada quien sobre el más allá) y ver a todas las personitas que influye con sus libros y todo lo que podemos saber sobre el siglo XVIII gracias a lo que ella escribió, elegantísimas novelas, descritas de una forma tan rica y suave como sólo la mano de una mujer podría hacerlo.
Después de todo tal vez no sea necesario escucharla platicar sobre la vida en sus tiempos, para eso nos dejó sus libros. Aún así, sería lindo.
Me gustaría platicarle como son las cosas en estos tiempos. Me gustaría contarle de mis relaciones personales y que me ayudara a escribir una novela al respecto.
Le preguntaría que opina, si cree que la cosa ha cambiado mucho en tres siglos. O si los hombres siguen siendo hombres y el tiempo no los va a ablandar. Y si las mujeres seguimos siendo mujeres pero el tiempo solo nos hace más orgullosas...
Le preguntaría sobre la soledad y sobre la ironía con que vestía sus novelas.
Que bonito debe ser para ella mirar hacia abajo ( o bueno depende de donde se encuentre o lo que piense cada quien sobre el más allá) y ver a todas las personitas que influye con sus libros y todo lo que podemos saber sobre el siglo XVIII gracias a lo que ella escribió, elegantísimas novelas, descritas de una forma tan rica y suave como sólo la mano de una mujer podría hacerlo.
Después de todo tal vez no sea necesario escucharla platicar sobre la vida en sus tiempos, para eso nos dejó sus libros. Aún así, sería lindo.
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