quitadas las telarañas...

Cuando uno está solo, corre el riesgo de pensar sin alienaciones.

Y cuando eso pasa es más difícil encontrar pretextos que te impiden tomar decisiones.

Todos tenemos momentos de estos en la vida.

Pero de la importancia que les demos, depende muchas veces nuestro futuro, a veces inmediato, otras a mediano y largo plazo.

Y aquí estoy en la víspera de un nuevo año, tratando de quitarme las distracciones que me quedaron, cuando otras de las que no me quería desprender, se fueron. Tratando de dar continuidad a un proceso que empecé hace tiempo. Tratando de evaluar que me sirve para continuar el camino.

Espero tomar decisiones valiosas, con la mente y el corazón. Para que el próximo sea un año de construcción y re-invención. Y les deseo lo mismo a todos. Ojalá seamos valientes para madurar sin olvidar lo que siempre hemos sido. Porque la esencia nunca cambia, sólo cambian los aromas.